Frederick Medina

1) Compra con conciencia.

Eliminar las tentaciones de alimentos poco saludables antes de que estos lleguen a casa es la forma más eficaz de no caer en ellas. Se trataría de que, cuando hagas la compra, elimines de ella o minimices al menos los alimentos no recomendables que vas a meter en tu propio hogar.

La mejor forma de hacerlo es planificando tu menú semanal. Una vez que lo tengas hecho podrás elaborar una lista de la compra que evite la improvisación y las decisiones precipitadas. De esa manera será más fácil prescindir de los alimentos superfluos y los antojos.

2) Organiza bien la despensa.

Si has decidido permitirte algún antojo de vez en cuando, lo recomendable es que el producto elegido no esté en un lugar demasiado visible en el armario, la despensa o la nevera. Eso evitará que caigas en la tentación cuando vayas a por otros ingredientes y que picotees entre las comidas.

Recuerdo que Beatriz Montañez en su reciente novela “Niadela” sobre su vida aislada en el campo contaba que en la despensa ponía de perfil la tableta de chocolate para no tomar demasiado.

Ya hemos hablado en otro artículo sobre hábitos saludables de las ventajas de redecorar la despensa. Ello incluye no sólo prescindir de los productos insanos, sino también en colocar al fondo o en lugares elevados aquellos que menos nos convienen.

3) Póntelo fácil.

Si optas por seguir una dieta o por evitar ciertos alimentos y lo haces de forma demasiado estricta, corres el peligro de que te resulte tan duro que te acabes dando por vencido. Un cambio progresivo o que incluya algún capricho cada cierto tiempo puede ser más eficaz a la hora de conseguir un cambio a largo plazo que un intento de transformación radical y demasiado exigente. Además, con este último corres el riesgo de entrar en el círculo vicioso de la “post-culpabilidad”. Este se produce cuando uno fracasa en su propósito. Eso le genera tanta vergüenza y culpabilidad que, o no lo vuelve a intentar, o la próxima vez lo reintenta con menos confianza y motivación.

4) Sustituye los antojos.

Es muy importante que encuentres alternativas agradables a los alimentos no saludables. Semejante paso es necesario porque si actuamos continuamente desde el esfuerzo y el sacrificio habrá más posibilidades de que surja el desánimo y el abandono.

Una forma muy fácil de conseguirlo consiste en usar hierbas y especias para hacer más apetecibles y sabrosos los platos que eliges para mejorar tu salud.

Esta forma de proceder conlleva el beneficio añadido de reducir el consumo de sal, que suele ser excesivo en nuestras dietas sobre todo si incluíamos demasiados productos ultraprocesados.

5) Planifica tus comidas fuera de casa.

Si por circunstancias te ves obligado a comer fuera de casa, es muy importante que planifiques con cuidado y con tiempo lo que tomaras. Lo ideal sería que llevaras la comida preparada de casa porque así sabrías los ingredientes que incluye y como ha sido cocinada.

Y si tienes que comer en un restaurante es bueno que lo elijas con antelación para evitar sustos y malas experiencias por la improvisación. Para hacer bien esa elección te recomiendo el libro de Magda Carlas “Como sobrevivir al restaurante diario”. En él ofrece recomendaciones específicas para cada diferente tipo de establecimiento al que puedas ir y los antojos y malas prácticas que debes evitar.

Luis Gállego

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