Traemos al blog por primera vez la recomendación de un documental. Se trata de “El fraude de la fruta falsa” dirigido por Eric Edward Wastiaux y con una duración de una hora. Fue producido en Francia en 2017 donde recibió el título de “Jus, yaourts, biscuits, où sont passés les fruits?”.
El documental parte del dato de que, en los últimos diez años, el consumo de fruta se ha triplicado en Europa. Y, a partir de ahí, se cuestiona que la fruta procesada en zumos, mermeladas, galletas o yogures tenga las mismas propiedades nutricionales y beneficios para la salud que la natural. Esto es debido a que los procesos industriales de transformación como la ultracongelación, el horneado, la pausterización y otros modifican el producto que adquiere y come el consumidor. Así, la industria agroalimentaria apuesta por la facilidad y la comodidad tratando de cautivar al consumidor ofreciendo la fruta cortada, pelada, exprimida y casi hasta masticada y digerida. Pero, por el camino de ese procesamiento, se pierden muchas propiedades y algunas de sus múltiples ventajas: como su riqueza en vitaminas, minerales y fibra o su capacidad de ayudar a la prevención de enfermedades cardiovasculares, cancer, obesidad y diabetes.
A continuación se analizan los zumos de frutas señalando, en primer lugar, que existen muchas variantes de bebidas de frutas con diferente composición y propiedades cada una: zumos gaseosos, zumos frescos en cartones, zumos concentrados, zumos elaborados con un 100% de fruta y batidos. Así, por ejemplo, en esta categoría se incluyen tanto algunos zumos de Tropicana con el 100% de fruta como Sunny, que, en el momento en que se realizó el documental, contenía un 5% de zumo de fruta y el resto esta compuesto por agua y azúcar. También contribuye a la confusión en este aspecto que los supermercados exponen los zumos y las bebidas gaseosas juntas en las mismas zonas. En cualquier caso, por regla general, el consumidor debería tener en cuenta que los zumos tienen mucha más azúcar que fruta. Así, por ejemplo, dos naranjas contienen 100 calorías, en cambio, dos vasos de zumo de los que contienen 100% de fruta alcanzan las 220. También se advierte sobre el proceso de pausterización, que se emplea tan sólo desde hace 40 años y que, por tanto, es relativamente reciente. Se emplea para evitar la proliferación de los microbios y la fermentación, pero también provoca que se pierdan parte de los nutrientes. Pero, es que además, también se pierden las cualidades de sabor y aroma en el producto final. Ya que, cuanto más se calienta, más se quema el azúcar y más se modifican las moléculas aromáticas, y, al final, se obtiene un producto insípido. Thierry Souccar, escritor y editor, denuncia que en el proceso de transformación se pierden algunos componentes como densidad, fibra y antioxidantes y que, si además se calienta, se cambian más todavía la forma y la química de los ingredientes. Además, el cuerpo no procesa igual la fruta fresca que, por ejemplo, el zumo de fruta que, al no tener la parte sólida, provoca una subida mayor y más rápida del azúcar en el organismo.
Después los autores del documental, examinan las mermeladas y las compotas. A ese respecto advierten que la diferencia de éstas con la fruta fresca es que llevan más azúcar añadido. La mermelada contiene alrededor de un 60% de azúcar por cada 100 gramos de fruta. En cambio, en la compota sólo se añade un 25% de azúcar por cada 100. Además están filtradas y calentadas; procesos que provocan una pérdida de nutrientes.
En cuanto a las galletas se recuerda que, aunque la publicidad insista en su contenido de fruta, sus principales ingredientes son la mantequilla, la harina y los huevos. Y, en algunos casos, el azúcar. Estos productos basan su atracción en su sabor intenso y concentrado pero, salvo excepciones, no deberían considerarse un producto sano.
Respecto a los yogures, el documental expone la sorprendente paradoja de que en su elaboración se empleen tan solo sabores y aromas artificiales que imitan la fruta pero no ésta y que, en muchos casos, ni siquiera logran reproducir el sabor y aroma de fruta como se ha comprobado en estudios de consumo. También se propone un truco para diferenciar en estos alimentos procesados los que realmente llevan fruta que suelen poner una foto de la misma en el envase y los que no la llevan o en una proporción ínfima, que recurren a un dibujo.
Terminamos el comentario de este instructivo documental compartiendo la reflexión que le pone fin: “La industria alimentaria quiere que creamos que la fruta procesada y la fruta fresca son la misma cosa pero los fabricantes y los expertos en salud les dirán que los populares aperitivos de fruta carecen de las vitaminas y nutrientes que necesitamos para mantener una buena salud. Desde zumo de frutas y yogures hasta compotas, mermeladas y aperitivos de frutas nada es comparable a una buena fruta cogida a mano”.








