
Como saben nuestros lectores habituales, en este blog nos gusta dedicarle un artículo de vez en cuando a algún corredor de edad avanzada. Hasta ahora hemos escrito sobre casos conocidos localmente, otros con renombre nacional en su propio país y ahora traemos uno de fama mundial.
En esta ocasión corremos el riesgo de que la historia que vamos a contar resulte irreal; más propia de la imaginación desbocada de un escritor o guionista que de la vida y del atletismo que se practica en ella. Esto se debe a la elevada edad del protagonista y a la forma que se inició en el noble arte de correr. Se trata de Fauja Sing, un hindú, que desde la década de los noventa reside en Ilford, al este de Londres (Inglaterra). Nació en 1911 en el Punjab, India, y durante más de 80 años vivió en su país natal y en todo ese tiempo no participó en ninguna carrera. Además, se cuenta la anécdota de que, cuando pequeño, tuvo problemas por tener las piernas débiles y no pudo empezar a andar hasta los cinco años.
Sin embargo, en 1992 se produjo la muerte de su esposa y dos años después la de uno de sus hijos, lo que le condujo a empezar a correr como medio de aliviar su dolor y tristeza. Como él mismo declaró: “correr me permitió centrarme en otra cosa Y me vino muy bien porque ahora no estoy deprimido, estoy feliz”.
Según cuenta la leyenda, se decidió por esta práctica deportiva en concreto cuando vio en la televisión a un grupo de corredores con dorsal y preguntó sorprendido que estaban haciendo. Ese momento de curiosidad le condujo a intentar probarlo él mismo. Desde entonces su inconfundible figura de extrema delgadez, el turbante sij y una larga barba blanca ha estado presente en muchas carreras, convirtiéndose su foto casi en un icono popular.
En el año 2000 con 89 años corrió su primer maratón en Londres. Y en su segunda participación en esta distancia, logró bajar su marca en una hora.
A la edad de 93 años, Singh consiguió un registro de 6 horas y 54 minutos, mejorando de esa forma en 58 minutos el récord anterior para mayores de 90 años.
En octubre de 2011 este hindú se convirtió en el primer centenario en terminar un maratón cuando corrió el de Toronto. También en esa época de su ancianidad consiguió establecer 5 récords en el mismo día en distancias que iban desde los 100 metros hasta los 5000, aunque en algunas de ellas no había marcas anteriores porque nadie con esas edades lo había intentado.
Su fama llegó a ser tan grande que fue uno de los portadores de la antorcha en las Olimpiadas de Londres de 2012 y contribuyó a la creación de la asociación benéfica «Sikhs In The City» (SITC), compuesta por corredores sijs de Londres, que organiza carreras y actos benéficos.
Nuestro protagonista se retiró de las carreras en 2013 después de participar en una de 10 kilómetros celebrada en Hong Kong, aunque siguió corriendo por afición y salud.

Finalmente, se produjo la desgracia de que Fauj Sing falleció en un atropello cerca de su pueblo natal Jahandar a medidos de julio de 2025 a la edad de 114 años y cuando llevaba los últimos 25 de ellos corriendo. Esperamos que su marcha se haya producido al ritmo ligero al que a él le gustaba correr y que haya tenido justa recompensa su perseverancia y fuerza de voluntad.
Fauja atribuía su admirable forma de envejecer a su dieta vegetariana y a que nunca había bebido ni fumado. A ellos le unía la rutina de hacer estiramientos y salir a andar o correr cada día sin excepciones. Además, en alguna entrevista ha comentado su actitud y filosofía vital que le han permitido tener una existencia tan activa hasta esa edad: “Mi secreto para una vida larga y saludable ha sido cuidar mi mente, cuerpo y alma. Todos los días, me desafío a mí mismo a pensar, hacer ejercicio, comer sano y rezar…” Todo un ejemplo, ¿verdad?
Por ello comparto plenamente lo que escribió Santiago García: “la historia de su vida es el resumen perfecto de la superación. Se sobrepuso a una infancia complicada y se reinventó décadas más tarde cuando la vida lo puso a prueba. Si el lector está dudando en empezar una nueva actividad o se preocupa por el qué dirán, la respuesta para ahuyentar a los fantasmas es muy simple: Fauja Singh”.







Impresionante historia
Como siempre escrita de manera que llega al lector
Muchas gracias
Impresionante historia
Un placer leerlo
Gracias