
En esta entrada del blog vamos a hablar del jengibre, una especia que en Occidente todavía resulta exótica pues la consideramos casi exclusivamente un ingrediente de platos de los restaurantes de Extremo Oriente. Sin embargo, convendría conocerla mejor por sus múltiples propiedades medicinales.
Como es sabido, el jengibre es el rizoma de una planta herbácea tropical llamada Zingiber Officinale. Esta no puede crecer en climas templados porque, con los primeros fríos, mueren tanto las hojas como la raíz.
Aroma y sabor
Desprende un aroma almidonado y picante con algunas notas de madera y eucalipto. Fresco es ligeramente picante y si se cocina se reduce ese punto picante. Por el contrario, cuando el jengibre es seco su sabor se vuelve más fuerte llegando a doblar la sensación de picante no sólo porque se cosecha más tarde, sino también por la concentración que provoca el proceso de secado. También hay presentaciones en azúcar pero éstas casi no tienen efectos medicinales.
Aspecto y forma de elegirlo
El jengibre fresco tiene un color entre amarillo y marrón cremoso por fuera y blanco por dentro. Con una forma carnosa y bulbosa inconfundible que hace que se denomine mano a un trozo cortado del rizoma y dedos a las cortas ramas que salen de él.
El mejor jengibre es aquel tiene raíces delgadas, piel suave y una carne firme y no leñosa. Hay que evitar los rizomas con demasiados nudos, pliegues o arrugados en exceso. Además, las que tienen algo de moho o los extremos rotos se deterioran rápidamente. La mejor temporada de esta especia es a comienzos de otoño, aunque se puede adquirir y consumir a lo largo de todo el año. Cuando se ralle para usarlo, hay que hacerlo finamente y sólo la cantidad que se vaya a usar en el momento, debido a que su aceite esencial se volatiliza con suma facilidad.
Circulación sanguínea
Uno de los efectos beneficiosos del jengibre sobre la salud radica en su capacidad para mejorar la circulación sanguínea y fortalecer el corazón. En ese sentido, el jengibre relaja y dilata los vasos sanguíneos en la periferia del cuerpo. Lo que provoca una mayor y más fácil circulación de la sangre y los fluidos corporales. De esa manera el corazón no necesita bombear con tanta fuerza y se produce una disminución de la tensión arterial.
Este efecto es debido, como sabe la medicina china desde hace muchos siglos, al carácter cálido, picante y expansivo de esta especia que provoca una activación del organismo y combate y contrarresta las dolencias asociadas con el enlentecimiento y la inactividad. Por tanto, la ingesta de jengibre está indicada para personas con arterioesclerosis, con sensaciones excesivas de frío o falta de vitalidad o con problemas de mala circulación en la piel y la periferia corporal.
Sistema digestivo
Por otra parte, quizás más conocido todavía sea el efecto del jengibre en la mejora de los procesos digestivos. A ese respecto, actúa como un carminativo estimulante con capacidad para relajar el estómago, aliviar los gases, calmar los retortijones. Y también de forma más general, potenciar la digestión y la absorción. Esto se debe, en parte, a su capacidad de aumentar la circulación de la sangre y la energía.
Además, estimula la secreción de fluidos digestivos y de bilis lo que mejora la digestión sobre todo de la carne, como ya se indicaba en el Dioscórides, el libro clásico griego del siglo I.
Por otra parte un estudio publicado hace unos años en el Journal of Food Sciencie indica que este condimento tiene la capacidad de desinflamar y reforzar las paredes intestinales.
A lo que hay que sumar que este rizoma tropical tiene la capacidad de ayudar a que los alimentos e, incluso, los medicamentos se absorban antes y de forma más eficiente.
Mareos y vómitos
A este listado de usos terapéuticos hay que añadir la gran capacidad del jengibre para remediar los mareos y los vómitos. Este efecto ha sido estudiado y demostrado por la ciencia occidental tanto en los casos producidos por viajes, como por embarazos (caso en que es recomendable 1 g de extracto seco), como por medicamentos o anestesias.
Además, el jengibre no tiene los efectos secundarios de los productos farmacéuticos que se emplean para combatir estas molestias como la somnolencia o el letargo ya que no actúa sobre el sistema nervioso, sino como bálsamo energizante del estómago.
En este caso sería suficiente con consumir una cucharadita de jengibre rallado, dos o tres veces al día.
Gripes y catarros
El jengibre también actúa como remedio de unos problemas de salud tan comunes en nuestra sociedad como son las gripes, los resfriados y los catarros. Para combatir estas dolencias el jengibre fresco resulta el más eficaz. En el caso de las infecciones víricas su función es especialmente valiosa en la fase en la que se sienten las manos y pies fríos, tiritonas y sensación general de frío.
En este momento una infusión de miel y limón con 2 gramos de jengibre fresco rallado logra calentar el cuerpo, especialmente las extremidades, y provocar una sudoración abundante que mejora el estado general del organismo.

Por todo lo escrito hasta ahora parecería conveniente conceder un espacio al jengibre en nuestros hogares no sólo como rico y exótico condimento, sino también como un remedio terapéutico que nos ayude a mantener la salud o a recuperarla.
Fuentes consultadas
Libros
“Especias y plantas aromáticas”- Dr. J.L. Berdonces- Ed. Océano Ámbar
“El libro del jengibre. Fuente de la eterna vitalidad”- Stephen Fulder- Ed. Martínez Roca
Artículos
“Sabores indios en comidas occidentales”- Artículo de Jack Bishop aparecido en Cuerpomente nº 17, Julio-agosto 1993
“7 especias saludables”- Artículo aparecido en Cuerpomente nº 283, febrero 2012
“7 razones para usar jengibre”- Artículo aparecido en Cuerpomente nº 300, Abril 2017
“El jengibre refuerza el intestino”- Artículo aparecido en Cuerpomente nº 312, abril 2018, pag 20
“Cinco maneras de utilizar el jengibre”- Artículo aparecido en Cuerpomente nº 323, Marzo 2019, pag 20
Este artículo fue originalmente publicado por Luis Gállego el 26 de abril de 2017 y ha sido revisado y actualizado para su republicación.







Magnifico y útil articulo. Durante nuestro embarazo los médicos no dudaron en recetarnos jengibre para los vómitos como has descrito. Como golosina deliciosa (que también es), la suelo consumir confitada en azúcar. Si, ya sé que no es muy saludable, pero hay que darse algún capricho de vez en cuando. 🙂
¡Qué bueno que la medicina convencional vaya incorporando estos remedios!
Y entiendo tu gusto por el jengibre confitado, Nacho. Yo también he caído alguna vez en la tentación. Tengo el recuerdo de un herbolario al lado de la chocolatería de San Ginés donde lo vendían muy rico.
También me gusta mucho el sabor encurtido como lo preparan los japoneses para limpiar el paladar entre bocados diferentes y poder disfrutar de la diferencia. ¡Qué muestra de sensibilidad y buen gusto en la mesa!