En esta ocasión nos queremos referir dentro del apartado de mente sana al libro “¡No te quemes!. Como vencer el estrés y avanzar en el trabajo” escrito en seis meses por Bob Losyk y publicado en 2005. En él, se comienza explicando los factores que han provocado que, en el comienzo del siglo XXI, haya aumentado el estrés en las sociedades modernas: la proliferación de aparatos tecnológicos que hacen más difícil desconectar o la mayor precariedad laboral derivada de la crisis y de la globalización. El crecimiento ha sido tal que instituciones como la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas las han declarado la epidemia de este siglo.
A continuación, se mencionan varios informes en los que se describen los graves efectos y las demoledoras consecuencias que tiene esta dolencia sobre la productividad y el absentismo laboral, el gasto sanitario y la vida familiar. Eso da pie a señalar que los motivos del estrés laboral pueden ser: condiciones físicas, diseño del puesto, cometidos laborales, tecnología, dirección tóxica, relación con los compañeros, presiones de tiempo, miedo a perder el empleo, falta de posibilidades de promoción y ascenso. El siguiente paso consiste en describir una por una las dolencias que puede provocar o agravar el estrés. Luego se adelantan las soluciones para éste, que luego se desarrollaran extensamente en el resto del libro.
 
La primera propuesta que realiza el autor para disminuir el estrés es la práctica de ejercicio físico. Éste ayuda a eliminar las hormonas que se generan mientras se sufre el estrés y que pueden quedar en el torrente sanguíneo mucho tiempo después. A nivel muscular reduce la tensión evitando que se produzcan dolores, espasmos y lesiones y que éstas se cronifiquen. También ayuda a contrarrestar otros efectos del estrés como la elevación de la presión arterial y la aceleración del corazón y la respiración. A continuación, se analizan más a fondo los efectos beneficios del ejercicio sobre el sistema cardiovascular, el respiratorio y sobre la producción de endorfinas, que aumentan la sensación de bienestar.
 
Losyk rebate a continuación las dos excusas más habituales para no realizar ejercicio físico: la falta de tiempo y la falta de energía. Respecto a lo primero se indica que es suficiente con realizar media hora de ejercicio al día y que éste no tiene que ser seguido, sino que puede hacerse en varias veces. También se indica que la energía y la resistencia aumentan a las pocas semanas de practicar ejercicio físico.
 
A continuación, se ofrecen una serie de consejos para empezar a hacer deporte:
-Fijarse objetivos. Estos deben ser realistas según el estado de salud que tenga cada persona. También es importante elegir una actividad que guste y motive y no tomársela de manera competitiva porque eso aumentaría el estrés.
-No excederse. Es importante comenzar de manera progresiva la práctica, concediéndose tiempo para adaptarse e introduciendo variaciones.
-Combinarlo con descanso. Eso evitará las lesiones y permitirá al cuerpo recuperarse.
-Llevar un diario de ejercicio. Para comprobar la progresión y motivarse.
-Conseguir apoyos. Pueden ser de la familia, amigos o compañeros de trabajo.
 
También resulta importante elegir de manera correcta entre los tres tipos de ejercicio posibles: cardiovascular, estiramiento o de fuerza, dependiendo de cuál sea el objetivo que se quiera conseguir. Esto da pie a Bob Losyk para analizar las ventajas e inconvenientes de varios deportes como correr, bicicleta, golf, natación y concediendo especial atención a caminar por su sencillez y facilidad de práctica.
 
La siguiente actividad que se propone para reducir el estrés es la meditación. “El propósito de la meditación es enlentecer y calmar la mente y a su vez sosegar el cuerpo. Si se puede aquietar la mente, se puede conseguir una sensación de paz y tranquilidad. Se puede alcanzar un mayor control de los pensamientos y los sentimientos. Es un método para lograr dominar nuestros procesos mentales y nos enseña a focalizar la mente, para que sus pensamientos no divaguen, dispersos. De forma temporal se suspende el pensamiento y se alcanza un estado de profunda relajación. No obstante, seguimos totalmente conscientes de lo que nos rodea” (página 94). A ese respecto se mencionan estudios que afirman que las personas que meditan viven más tiempo, son más felices y enferman menos. Tras dar algunas indicaciones de como practicarla, se explican algunas técnicas complementarias como las afirmaciones o las visualizaciones.
 
A continuación, se habla en este texto sobre la respiración considerándola fuente de salud, vitalidad, energía, motivación creatividad y sabiduría. Respecto a la relación de ésta con el estrés se afirma que “si no recibimos el oxígeno suficiente, nos falta energía y, a menudo, nos sentimos somnolientos. Toleramos peor los estresores. Y a su vez estos elementos de tensión hacen que respiremos más superficialmente. Es un ciclo de pérdida de energía” (página 108). Por eso en el libro se proporcionan varios ejercicios respiratorios para mejorar el estado físico, mental y anímico. Igualmente se aportan varias técnicas de meditación explicadas de manera breve y sencilla.
 
La siguiente propuesta que realiza Bob Losyk para la erradicación del estrés consiste en cinco técnicas que trabajan desde la conexión del cuerpo y la mente. Estas son: estiramientos, Pilates, taichí, chikung y yoga. Cada una de ellas tiene su propia metodología y virtudes, y en este libro se repasan brevemente para que se puede elegir la que mejor conviene a cada persona.
 
En el siguiente capítulo se analiza la relación existente entre el estrés y la alimentación. Para ello se parte de la idea de que el estrés aumenta las ganas de comer porque el organismo necesita más serotonina y para la producción de ésta se necesitan hidratos de carbono. Eso puede dar lugar a un comer compulsivo que alivia a corto plazo, como también lo hacen el fumar y el beber alcohol, pero que a medio y largo plazo empeoran el problema. Frente a eso se propone una alimentación apropiada a las horas apropiadas que se combine con la práctica regular de ejercicio. Además, se recomienda que:
-se eviten los alimentos que contengan gran cantidad de azúcar refinado (galletas, refrescos, helados, caramelos, etc.),
-que se elijan los alimentos con hidratos de carbono complejos,
-que se tomen hortalizas y frutas en gran cantidad,
-se cene frugalmente,
-se mantenga regularidad en los horarios de las comidas.
Todo ello sin obsesionar ni renunciar al placer de una buena mesa.
 
El siguiente antídoto para el estrés que ofrece Losyk es la risa. Y sintetiza de esta manera sus beneficios físicos: “Unas sonoras carcajadas hacen que respiremos más rápido y profundo -casi jadeando- y absorbamos más oxígeno limpiando los pulmones. Los latidos del corazón se aceleran, enviando más oxígeno a todo el cuerpo. Como resultado, los músculos faciales de la mandíbula y el cuello se estiran y se ejercitan los del pecho y el vientre. Durante unas carcajadas prolongadas, hacemos esto una y otra vez. Cuando dejamos de reír, los músculos del vientre se relajan también profundamente” (páginas 147-148). Como en anteriores ocasiones, se facilitan sugerencias para lograr que el humor se haga más presente en el día a día:
-se aconseja sonreír lo cual no sólo mejora y favorece las relaciones sociales, sino que también tiene un efecto relajante y animador incluso en situación tensas.
-se aprenda que es lo que más le divierte a cada uno para buscarlo y fomentarlo: ¿chistes, historias, improvisación, sátira, juegos divertidos?
-rodearse de personas divertidas,
-reírse de vez en cuando de uno mismo,
-entrenarse en la búsqueda del lado cómico de las situaciones cotidianas, sobre todo de las difíciles,
-organizar actividades divertidas para compartir.
 
No te quemes
El siguiente acercamiento al tema del libro se realiza desde una perspectiva existencial. Se comienza constatando el ritmo acelerado de vida que se suele llevar en nuestro tiempo y como las personas se cargan de obligaciones y actividades que se convierten en fuentes de estrés. El autor reconoce que muchas de estas no dependen de uno mismo, pero sí se puede elegir cómo reaccionar ante ellas. Así, se considera que “el objeto de la vida es vivirla tan plenamente como podamos, tratar de alcanzar nuestro máximo potencial y experimentar todo lo que ésta nos ofrezca” (página 170). En lo que respecta al estrés, la búsqueda de alegría, placer y felicidad actuarían como antídotos. Para conseguir estos propósitos, en el libro se propone conseguir un equilibrio, especialmente entre la vida laboral y la vida familiar. Para lograrlo se recomienda que se descubra cual es el objetivo de cada uno en la vida y se haga una declaración personal sobre esa misión. Una vez hecha ésta, hay que tenerla muy presente tanto externa (dejándola en un sitio visible) como internamente. Eso dotara a la propia vida de propósito, dirección y significado. A partir de ahí se proporcionan algunas sugerencias para conseguir el objetivo de fijar prioridades, comprometerse, ser creativo y flexible, aprovechar bien el tiempo, saber decir no, olvidar el perfeccionismo, etc. “Conseguir una vida equilibrada exige cierta creatividad, una cierta flexibilidad y la determinación constante de hacernos con el control de nuestra vida y poder vivirla plenamente” (páginas 184 a 185).
 
La gestión del tiempo es otro factor clave en relación con el estrés. Por ello, Losyk, lo aborda con el mismo espíritu práctico y utilitarista que el resto de los temas. Así, comienza recomendando que:
-se realicen listas de prioridades según su importancia.
-se evite que los demás abusen del tiempo propio,
-se logre que la tecnología sea una ayuda y no una carga estresante,
-se acabe con la costumbre de posponer,
-se elimine, en la medida de lo posible, el papeleo,
-se haga que las reuniones no sean un lastre para la eficiencia y la productividad.
 
Para terminar el libro el autor se despide con una batería de 50 acciones que pueden ayudar a eliminar el estrés y con 10 pautas para conseguir cambios vitales mediante un sistema de fijación de metas y la elaboración de un plan de acción.
 
Esperamos para acabar que lo escrito hasta ahora sirva para motivar la lectura de esta práctica y útil obra que aborda desde muchos ángulos la considerada epidemia del siglo XXI. Y que termina con las siguientes motivadoras palabras: “Es preciso un compromiso auténtico para cambiar las cosas y es preciso tener autodisciplina. Al leer este libro, ha dado el primer paso. Ahora use las herramientas que le he ofrecido para controlar el estrés” (página 247).

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