
En la última entrada de este blog escribimos sobre el libro “No sé dónde está el límite pero sí sé dónde no está” del triatleta y corredor de bolsa mediático Josef Ajram. Y ahora queremos comentar un libro que puede ser considerado complementario de aquel: se trata del escrito por la pareja de Ajram en 2013 bajo el título de “Cuando tu pareja es tu mejor arma”. La autora es la gallega Sulaika Fernández, que eligió un subtítulo para su obra que define claramente su objetivo: “Mi vida junto a Josef, o como ser el mejor apoyo de tu pareja sin perder tu identidad”.
En ella comienza indicando la dificultad que supone compartir la vida con una persona que está dedicada en cuerpo y alma a la práctica del deporte. Y es que en su caso la convivencia no es con una persona que practica un deporte sino tres a la vez (natación, ciclismo y carrera) y que, además, tiene un trabajo remunerado. Eso implica, como es evidente, que dispone de menos tiempo y energía para dedicar a su pareja.
Desde el comienzo de la relación Sulaika fue consciente que no podía pedirle que renunciara al deporte porque eso implicaría obligarle a perder algo que para él es de incalculable valor lo que crearía una herida que se convertiría en un reproche permanente y pondría en peligro la propia pareja. Además, significaría negar su ser el pedirle que intentará ser alguien diferente de quien realmente era y eso, a largo plazo, siempre es una mala estrategia para todos los implicados.
En vez de eso optó por sentarse a hablar con él y negociar un acuerdo en el que ambos se sintieran conformes y a gusto. La solución que encontraron consistió, para empezar, en cambiar la cantidad de tiempo por la calidad, como ella lo expresa, “la clave está en sacar el máximo partido posible en todos los momentos a solas” y, por otro, en sumarse ella a todos sus proyectos.
Además, en el caso de esta pareja al deporte hay que añadirle los efectos de la fama generada por la presencia de Ajram en las redes sociales, los medios de comunicación y los cursos que imparte. Frente a eso Sulaika aconseja mantener el circo mediático al margen de la vida familiar.
Después cuenta la primera vez que la pareja participó junta en un evento deportivo. Se trató del Tour Everis durante el verano de 2010 en el que Josef tuvo que hacer 4.000 kilómetros en bicicleta por España, Portugal e Italia; mientras que su pareja le acompañaba en coche dándole apoyo y avituallamiento. Fue entonces cuando Sulaika decidió que quería compartir ese tipo de vida a pesar de ser tan fuera de lo común y tan sacrificada a veces. Precisamente debido a la originalidad de esa forma de vida, resulta interesante la descripción que hace la autora de como lo vive ella. Así cuenta que le gusta acompañar a Josef a las competiciones y los retos porque sabe que en ellos se esfuerza al máximo poniendo en práctica su filosofía de buscar permanentemente sus límites. Eso tiene como consecuencia que el riesgo de lesión o de accidente sea mayor que cuando entrena. Por eso su compañera quiere estar presente en esos momentos no sólo para animarle y apoyarle, sino también para evitar los nervios que tendría si lo esperara en casa sin saber lo que está ocurriendo. Y, para que se entienda mejor su experiencia, narra con detalle los dos mayores retos en los que participaron juntos hasta el momento de publicación del libro. El primero fue el Red Bull Island que consistía en hacer 7 iroman seguidos, uno en cada una de las islas Canarias, que intentó en mayo de 2012. Ajram cuenta esta experiencia en su libro “No sé dónde está el límite pero sí sé dónde no está”, que ha sido comentado en este blog. Durante él sufrió serios problemas técnicos y sobre todo físicos y no pudo terminar el reto. Tras contarlo con humildad y positividad, la autora explica el concepto de fracaso que comparte los dos cuando dice: “la palabra “fracaso”. No la usamos nunca porque es demasiado dura. Parece que no incluye la opción de volver a intentarlo, de dar marcha atrás. Parece un callejón sin salida. Por eso preferimos hablar de baches o malos momentos que se superan con esfuerzo e ilusión” (páginas 62 a 63). También indica que supone una ocasión para remontar y aprender de los errores cometidos.
A continuación se cuenta el mayor logro de Josef hasta la fecha que fue su participación y victoria en el Epic 5 en mayo de 2011. Este consistió en participar en 5 ironman seguidos en cada una de las islas de Hawai. Lo que en la práctica suponía 13 o 14 horas diarias de ejercicio mientras Sulaika se encargaba de la bicicleta y las comidas. Tras cinco días y nadar 19 kilómetros, pedalear 900 y correr 211, Ajram se alzó con la victoria, lo que supuso una gran felicidad para la pareja a la que estamos acompañando en estas páginas.

En el último tercio del libro Sulaika Fernández cede la palabra a otras personas: a un psicólogo, al hermano de su pareja y al propio Josef. Así, en primer lugar, decide contactar con un psicólogo especializado en relaciones de pareja y transcribe la conversación que mantienen ambos. Tras explicarle como es Josef y el tipo de relación que mantienen, el profesional le indica que esa relación sólo puede llevarla bien una mujer que no necesite mucho tiempo ni atenciones pues el deporte siempre va a restar de ambos. Ante la explicación de la autora de su teoría de la negociación, el psicólogo responde que es importante lograr un equilibrio en el intercambio tanto positivo como negativo para mantener la pareja sin crear deudas. En el intercambio de lo bueno hay que procurar devolver un poco más y mejor lo recibido pero sin entrar en competiciones. En el intercambio negativo hay que devolver también para que la otra persona sepa el daño que se ha experimentado, pero un poco menos para demostrar que el amor es más fuerte que la lucha de poder.
También indica el psicoterapeuta que es muy importante y necesario compartir la realidad emocional con la pareja para que la relación funcione. Eso implica ser sincero con uno mismo para empezar; trabajar lo interior para poder hacer un buen trabajo exterior.
En cuanto a Jacinto Ajram, el hermano de Josef, aporta la visión de alguien que comenzó a hacer deporte cuando ya llevaba mucho tiempo con su pareja. En su caso no practico ningún deporte hasta los 26 años a pesar de contar con los cercanos ejemplos de su pareja y su hermano. Sin embargo, a esa edad, tras una desastrosa noche de juerga y el todavía peor día siguiente, decidió imprimir un cambio radical a su vida. A partir de ese momento comenzó a entrenar casi a diario. Eso no sólo le granjeó el respeto y la admiración de su pareja, sino que también aumentó su salud y autoestima. En el momento de publicación del libro, Jacinto ya había logrado terminar pruebas tan duras y difíciles como la Titan Desert, varios ultratrails y un half iroman.
Si en el resto del libro Sulaika ha dado su visión como acompañante, al final del mismo es Josef el que explica su experiencia de ser acompañado. Para ello comienza compartiendo su ideal de relación de pareja al decir que “tu pareja debe ser tu fan número uno, quien más te anime, quien más crea en tus posibilidades, quien más te mantenga los pies en el suelo. Yo por lo menos, así intento actuar, buscando siempre de qué manera Suli puede conseguir sus objetivos y sentirse el máximo de realizada posible. Pero ojo, sin moldearla a tu gusto, sino dejando que fluya por donde le lleve su instinto” (página 118). En su caso para implicar a su pareja intento conseguir que se sintiera parte imprescindible del proceso de la práctica deportiva. Algo que reconoce que no fue capaz de conseguir con su primera esposa y que con la actual lo logró compartiendo todos los viajes con ella. A continuación confirma la idea expuesta por Sulaika de que lo importante es conseguir momentos de calidad juntos y que estos nunca deben plantearse como una compensación por el tiempo que se pasa entrenando como si fuera un contrato en el que se tuvieran que cumplir unas horas determinadas. Para terminar Josef explica con agradecimiento lo que implica el apoyo de su pareja cuando confiesa que “ha estado a mi lado por medio mundo, y ese es un apoyo que sin duda me da mucha fuerza. Estar pedaleando durante el ultraman de Hawai, levantar la cabeza y ver que la suya asoma por la furgoneta de asistencia es algo que no puedo explicar. Para mí funciona como un imán, como si tuviera que alcanzarla para estar con ella, para no perderla. Hay gente que junto a su ordenador, en la oficina tiene una foto de la mujer y los hijos. La observa durante unos segundos y parece cobrar fuerza para acaba su jornada laboral. A mí me sucede un poco lo mismo cuando sé que ella está junto a mí, a sólo unos metros, animándome a cruzar la meta por los dos” (página 128).
Terminamos la reseña recomendando este libro por la originalidad de su tema y enfoque ya que no hay muchos testimonios escritos que cuenten la experiencia y vivencias de la pareja de un atleta.






