
En este post nos gustaría repasar los estudios que demuestran las ventajas que tiene seguir una dieta vegetariana para la prevención de las enfermedades cardíacas.
Elegimos estas afecciones como primera opción porque constituyen la principal causa de fallecimiento en el mundo suponiendo casi un tercio del total de las muertes, según datos facilitados en 2015 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Igualmente el informe “Defunciones según causa de muerte” del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogía que en España en 2018 también era la principal causa con casi un 30% y por delante del cáncer y de las enfermedades respiratorias.
Aunque estos datos son anteriores a la pandemia del Covid-19, ya disponemos de un informe que indica que la mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la epidemia debido, en parte, a que se acude más tarde a los hospitales por miedo y a la saturación de la atención en estos.
Sin embargo, la buena noticia que queremos compartir es que se puede prevenir este tipo de dolencias y que uno de los medios para conseguirlo es mediante la dieta; jugando un importante papel la inclusión en la misma de verduras, frutas, cereales y frutos secos.
A este respecto hay que recordar el estudio clásico dirigido por el doctor Nico Rizzo en la Universidad de Loma Linda, la población de California situada a 100 kilómetros al este de Los Angeles, en la que el porcentaje de vegetarianos alcanza el 35% por motivos religiosos frente al 5% de media de la población estadounidense. Utilizando como base esta comunidad, se realizó un estudio costeado por la administración pública sobre alimentación, salud y estilo de vida en el que participaron 700 individuos. La conclusión fue que las personas que optan por no alimentarse de carne tienen menos probabilidades de sufrir diabetes y enfermedades cardíacas. Además, el estudio concluía que entre los vegetarianos había menos casos de sobrepeso y de obesidad y que vivían como media hasta edades más avanzadas con una diferencia de hasta 10 años.
Para precisar hasta qué punto el vegetarianismo favorece la prevención de las enfermedades cardiovasculares nos referiremos a un estudio de la Universidad de Oxford de 2012 que aseguraba que las personas que siguen una dieta vegetariana tienen hasta un 32% menos de posibilidades de padecer enfermedades cardíacas que las que incluyen carne y pescado en la misma. Esta investigación se desarrolló desde los años 90 hasta 2009 e incluyó a 45.000 personas de las que un tercio eran vegetarianas. Su conclusión fue que este efecto era debido a que alimentarse de esta manera disminuía el colesterol y la presión arterial.

En la misma dirección apunta una revisión de 11 estudios publicada en la revista Journal of the American Heart Association editada por la Asociación Americana del Corazón que asegura que las dietas vegetariana y vegana reducen tanto los niveles de colesterol total como los del perjudicial (LDL).
No obstante, hay otros estudios que plantean que el efecto beneficioso de este tipo de dieta sobre el sistema cardiovascular no es debido tanto a su capacidad de disminuir el colesterol como a otros factores. Entre estos el más ambicioso y relevante quizás sea el Estudio Prospectivo Europeo en Nutrición, Cáncer y Enfermedad Cardiovascular (EPIC) que durante 8,4 años realizó un seguimiento de 313.074 personas que estuvieron consumiendo ocho porciones diarias de fruta y verdura. La conclusión final fue que los participantes habían conseguido reducir un 22% el riesgo de sufrir infarto, angina, ictus isquémico o hemorrágico en comparación con personas que tomaban menos cantidades de fruta y verdura. De hecho se llegó a la conclusión de que “por cada pieza de fruta y verdura consumida de un peso igual a 80 gramos, se conseguía una reducción del riesgo en un 4% acumulable”. No obstante, semejante beneficio para la salud se atribuía no tanto a la disminución del colesterol como al aumento de la ingesta de potasio y magnesio, al mayor aporte de antioxidantes y a la mejora del tránsito intestinal.
Para terminar de exponer las buenas consecuencias que tiene la dieta vegetariana sobre la salud nos gustaría resumir las conclusiones de una investigación dirigida por Francesco Sofi, profesor de Nutrición Clínica en la Universidad de Florencia y el Hospital Universitario Careggi. El objetivo del estudio era comparar los efectos sobre la salud de la dieta vegetariana y la dieta mediterránea. Y el resultado fue que ambas eran igual de efectivas para la reducción de peso pero que se diferenciaban en que la primera bajaba más el colesterol perjudicial mientras que la mediterránea disminuía los triglicéridos en mayor medida.
Concluimos este post recordando que la dieta vegetariana, como cualquier otra, debe ser equilibrada y controlada porque si no puede provocar los efectos contrarios a los que se buscan. En el caso que aquí nos ocupa si la persona vegetariana descuida su ingesta de vitamina B12 y ácidos grasos Omega 3 podría afectar negativamente a la circulación sanguínea. Por eso nos comprometemos a tratar próximamente estos dos temas y dar pautas para conseguir mejores resultados.
Realizada esta puntualización parece evidente que la dieta vegetariana ha demostrado el gran papel que tiene en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Posiblemente esos efectos son debidos a una combinación de factores entre los que podemos mencionar: de su menor impacto metabólico, la reducción en sangre del colesterol total y del pernicioso LDL, su potencial antiinflamatorio al mejorar el tránsito intestinal y su aporte de antioxidantes.






